“La potencia del hacer”: Viviana Postay y Anabella Díaz reflexionan acerca de su rol como equipo directivo del IES

El 28 de septiembre se conmemoró el Día del Director, una fecha que invita a repensar el papel que juega un equipo directivo en la conducción de una escuela. En esta oportunidad conversamos con Viviana Postay y Anabella Díaz, Directora y Vicedirectora del IES, sobre las tareas que identifican dichos cargos y sobre el recorrido que han hecho hasta el momento.
Viviana Postay es Profesora y Licenciada en Historia y Magister en Investigación Educativa, mientras que Anabella Díaz es Profesora en Lengua y Literatura Castellana y Especialista en Lectura, Escritura y Educación. Ambas son docentes del IFD del IESS y también del IES, donde conforman el equipo directivo de este último desde julio de 2018. Si bien Postay fue Vicedirectora desde 2012 hasta alcanzar la titularidad de la Dirección, la gestión que lleva a cabo junto con Díaz es bastante diferente.

Las entrevistadas coinciden en que las definiciones que figuran en la legislación vigente acerca de las funciones de Director y Vicedirector no aplican de modo estricto al desempeño concreto: “En el trabajo cotidiano hay una interacción, una interrelación y un compartir el trabajo diario que hace que esos límites muchas veces se borren”, reflexiona Díaz. Postay coincide con las diferencias respecto a las definiciones abstractas y rígidas de la legislación, y enfatiza la importancia de desempeñar su cargo de la mano de equipos directivos: “El problema del trabajo del director es que es un trabajo muy solitario, puede ser muy deprimente. Entonces lo fundamental es la conformación de los equipos directivos y la necesidad de poder delegar en actores institucionales con reconocida autoridad pedagógica algún conjunto de funciones”.
“La soledad del Director” es un fenómeno que ha sido materia de investigación, en tanto es un factor que atenta directamente contra la calidad institucional de una escuela. Postay se apoya, principalmente, en la Vicedirectora para romper con ese aislamiento propio del cargo: “Tengo la suerte de tener una muy buena compañera. Acá no hay asuntos que yo atiendo sola, yo atiendo los asuntos con ella, y cuando nos dividimos es por una cuestión práctica. Hay una consulta permanente, una necesidad de que el otro esté mirando y que lo vaya instando a realizar cosas en el cotidiano”. Sin embargo, el apoyo para la conducción del IES no se limita a los cargos específicos de Director y Vicedirector. Actualmente, es posible llevar adelante las tareas que demanda la escuela gracias al trabajo conjunto de varios actores institucionales, tal como lo precisa Postay: “Hemos constituido un equipo de gestión que involucra a la Jefa de Preceptores, al Coordinador de Cursos, a la Secretaria, al Gabinete de Orientación y a los Coordinadores de Área. Desde el comienzo de nuestra gestión, quisimos recuperar la función de estos actores que estaban como recursos humanos sub-utilizados, sin posibilidades de que realicen un despliegue de sus potencialidades”. A modo de ejemplo, Díaz recupera la experiencia en uno de las últimas jornadas del Programa Nacional de Formación Situada: “Estas figuras, además, han sido fortalecidas desde acciones de capacitación pensadas desde el equipo. Por ejemplo, una de las iniciativas fue darle espacio al Gabinete de Orientación para que participe en el PNFS, y acompañar ese espacio para fortalecer su construcción”.
Pero a pesar de esta recuperación de equipos y actores institucionales, no se consideran parte de una gestión marcada por la innovación. Para definir su gestión, Postay refiere más bien a un trabajo de recuperación: “Creo que somos sistematizadoras y constructoras de dispositivos pedagógicos, dispositivos de gestión para organizar un conjunto de prácticas, que se encontraban un poco dispersas, hacia un direccionamiento claro”. Mientras que Díaz precisa: “De otra manera se desaprovechan las prácticas que ya están funcionado de manera adecuada, quedan invisibilizadas o se mezclan con otras que tal vez no están sistematizadas”. En ese sentido, los cargos de Director y Vicedirector son centrales a la hora de encaminar las acciones para otorgarle un sentido y una finalidad a las prácticas.

El equipo directivo es fundamental, también, a la hora de preguntarse qué escuela se quiere el día de mañana, qué perfil de ciudadano se quiere construir para la comunidad, hacia dónde conduce el trabajo cotidiano y el objetivo de las demandas hacia los estudiantes. El riesgo es, de esta manera, anquilosarse en la tradición por miedo a perder la identidad de la institución. En el caso particular del IES, una escuela con fuerte presencia en la comunidad y una larga historia, encontrar el punto medio entre mantener la identidad y actualizarse no es un aspecto menor para este equipo. Según Postay: “Hay que tener una visión conceptual de la identidad como cambiante, no hay identidades estancas. Uno puede tener un rescate de elementos de la tradición valiosos, que en el caso del IES son su espíritu libertario, que sea una escuela privada pero muy inclusiva, un espacio de circulación de libre pensamiento, con un perfil laico y de escuela pionera, etc. Tiene esos rasgos pero uno no puede seguir pegado a lo que era cuando era ‘la escuela del pueblo’, ya no es la escuela de los nacidos y criados en Villa Carlos Paz”. De esa manera, ambas subrayan que la tarea para mantener al IES en esos valores fundacionales es continua: “El IES de hoy no se sostiene por lo que fue el IES de ayer”, remarca Díaz.
Conservar la identidad del IES de la mano con una visión que encauce las prácticas exige tener una mirada diferente, una mirada que ya dejó de ser, en el caso de Postay y Díaz, la de profesoras que trabajan solamente en el ámbito del aula. Para la Vicedirectora, el cambio que se produjo no tuvo que ver con el ejercicio de su tarea docente: “Se modificó la dimensión de verse como profesional de la educación, porque tengo una perspectiva diferente acerca de las cosas que se pueden llevar a cabo o no. También cambia el vínculo con los profes, pero no lo vivo como algo traumático. Sin embargo, he encontrado mucho placer al ver que estas renuncias son remplazados por otros aspectos”. Para reforzar esta idea, Postay agrega que ocupar un cargo de gestión incrementa el abanico de potencialidades: “Lo que cambia radicalmente es la potencia del hacer. A diferencia de cuando estás en una cátedra, el alcance de la trasformación es enorme. En ese sentido, este es un cargo que implica poder hacer cosas, conducir voluntades hacia un sitio. Si el director no tiene una visión clara respecto de hacia dónde debe ir la institución, no puede esperar que los demás sepan hacia dónde van”.
Díaz agrega dos aspectos centrales del cargo de gestión, que deben ir de la mano de una visión marcada: “También se trata de tener un compromiso y un deseo. No se trata de hacer cosas en piloto automático, hay que estar movilizado por un deseo genuino”. En segundo lugar, su cargo como Vicedirectora le ha enseñado que la paciencia y la espera son ingredientes necesarios que impone la gestión educativa: “Las implementaciones son cosas que llevan tiempo, pero que uno pone en marcha igual porque son cosas que demoran pero que exigen un seguimiento. Eso moviliza el cotidiano, hace que las cosas tengan sentido, no es un mero poner en marcha”.

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