El normal funcionamiento del IES depende de varios actores institucionales con distintos grados de responsabilidad. La Representación Legal, una de las piezas fundamentales del colegio, está encabezada en la actualidad por Elsa Valdivia. Si bien sus tareas son principalmente administrativas, su recorrido profesional deja una huella particular en su trabajo diario. En esta ocasión conocemos un poco más de quien vela por la seguridad y el orden de las escuelas que integran al IESS.
Elsa se define brevemente como siendo la encargada de representar las escuelas que integran al IESS: Jardín de Infantes, Escuela Primaria de Aplicación, Instituto de Enseñanza Secundaria, Escuela Alfonsina Storni, Escuela Nocturna e Instituto de Formación Docente. En particular, sus tareas consisten en “la parte administrativa para que la gente pueda cobrar y tenga sus licencias. También incluye todas las actividades de la escuela. Por ejemplo, profesores que se van con las Bastoneras o a las Olimpíadas de Matemática, todo eso sale bajo la vista de la representante legal”, explica.
Tan solo esos pocos ejemplos sirven para ilustrar el volumen de trabajo de un día normal en el IESS. Desde 2008, el escritorio de Elsa es el lugar de paso de documentación muy delicada, que resguarda la integridad de alumnos, docentes, preceptores, personal de maestranza y administrativo. En ella recae la responsabilidad de recibir comunicaciones, solicitudes, adelantarse a posibles inconvenientes, todo eso llevado a cabo con inmediatez. Para corroborar el ritmo de trabajo, fue suficiente observar cómo en un lapso de pocos minutos, Elsa tuvo que atender a un problema nuevo de manera urgente, y resolver varias inquietudes por teléfono.
Ese trabajo de gran demanda cuenta con la ayuda de Adriana Sierra, su Secretaria: “Acá todo necesita ser firmado. Por supuesto que si yo no tuviera una secretaria, no podría hacer todo lo que hay que hacer”, y a modo de ejemplo, comenta: “Ahora aumenta el trabajo con el tema de los seguros para profesores o preceptores y alumnos. Eso es muy arduo porque hay que hacerlo 72 hs antes de que salgan. Tenemos que andar corriendo porque tenemos que controlar que la empresa tenga todos los papeles y las condiciones. Siempre hay corriendo un plazo de algo”.
Esa capacidad para coordinar y responder a tiempo fue desarrollada por Elsa en los diferentes trabajos que tuvo, siempre relacionados con la educación. Al igual que muchos actores del colegio, Elsa es egresada del IES, y pudo insertarse rápidamente al mundo laboral en el IESS: primero como maestra de Nivel Inicial y Primario, y luego como preceptora de la Escuela Alfonsina Storni. Tiempo después, comenzó a trabajar en una escuela rural de San Antonio de Arredondo, donde se convirtió en Directora. De aquellos años, Elsa recuerda su especial compromiso con la institución: dar el desayuno a los alumnos, buscar en el río agua y en el campo leña para poder dar clases. Además de la calidad académica, esos años en la Dirección la volvieron experta en cuidar a la escuela y a todos los que asistían a ella. Trece años después, Elsa dejó este cargo y tomó la Dirección de una escuela en Bialet Massé, donde estuvo otros trece años hasta el día de su jubilación. Sin embargo, nunca dejó de ejercer como maestra y profesora en otras instituciones.
Como si ese recorrido no hubiese sido suficiente, Elsa quiso seguir estudiando luego de su jubilación: “Buscame algo porque me voy a morir acá”, le exigió a uno de sus hijos, quien rápidamente le trajo la oferta de cursos en la ciudad de Córdoba. Tres años después de su jubilación, Elsa hizo un curso de Grafología Emocional. Como no podía ser de otra manera, su inquietud para realizar el curso se originó en las aulas: “Veía en los chicos la forma de las letras, cómo escribían −hacia arriba, al revés, en espejo− y le buscaba siempre el porqué, y siempre tenían una incidencia psicología: o se separaron los papás o alguien estaba enfermo, pero siempre estaban atravesando por algo”. Al finalizar el curso, Elsa se matriculó como Grafóloga pero nunca ejerció, sino que decidió guardarse para ella ese conocimiento.
Tanto ella como gran parte de su familia pasó por el IES −hijos, sobrinos, nietos−, y es por eso que puede hacer una lectura muy rica de los rasgos que identifican al colegio. Pensando en la proximidad de una nueva promoción, Elsa se refiere a aquello que identifica al egresado del IES, a aquello que se mantiene con el paso de los años: “Hay mucho y bueno”, resume, e ilustra sus palabras con un ejemplo: “Hasta que mi hijo no salió de acá y fue a la facultad e hizo todo ese recorrido, no te das cuenta de la educación que brinda el IES. Mi hijo me decía ‘mamá, yo no voy a ir a particular porque la escuela me da todo’. Hizo el Bachiller Científico y entró directamente a la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC sin estudiar por fuera”. Para Elsa, el valor de la educación que ofrece el colegio se revela, en gran parte, a la hora de la inserción laboral y académica, a la hora de “salir al mundo”. Pero si bien el Nivel Secundario parece ser el más definitivo a la hora de formar al egresado, se trata de un recorrido que inicia mucho antes, en otros niveles del IESS y que se vuelve semejante al resto de las cinco escuelas. En última instancia, para Elsa, lo particular de quien egresa de la institución radica en los docentes: “Creo que son los profesores los que tienen ese alma, lo humano, y le van transmitiendo a los chicos eso que traen ellos, y por eso estudian, por eso el chico se entera de lo que hay alrededor y qué puede hacer”.
Hacia el final, y luego de repasar su experiencia de vida y su carrera profesional, Elsa reconoce que a veces su trabajo como Representante Legal no tiene el mismo reconocimiento que el de otros sectores, debido a que no es tan visible. Sin embargo, eso no disminuye la satisfacción de llevarlo a cabo. En definitiva, la Representación Legal ofrece una nueva arista a quien defiende sus títulos de maestra, profesora, preceptora, directora, grafóloga y jubilada.
