Más allá de la poesía: el desafío de Alfonsina Storni al canon de su época

El Nuevo Formato de Lengua y Literatura “Primero, las damas”, destinado a todos los sextos años y coordinado por las profesoras Marcela Pepe y Gabriela Rodríguez, propuso una reflexión teórica y literaria sobre literatura argentina con perspectiva de género. El recorrido vinculó conceptos teóricos (canon y margen; patriarcado, subalternidad, género, roles y estereotipos), con las primeras producciones escritas de mujeres que aparecieron de forma muy incipiente en el siglo XIX , a partir de escrituras censuradas, intervenidas y tuteladas, y transitó el siglo XX de forma más afianzada de la mano del movimiento feminista que acompañó el momento. Al final del recorrido, los/as estudiantes debieron elaborar un ensayo sobre literatura argentina escrita por mujeres a partir de una consigna de escritura colaborativa. En esta ocasión, compartimos otra de las producciones.

Autores: Melissa Díaz, Giuliana Fassanelli, Biancca Impieri, Federico Pages, Manuel Perrier y Ramiro Torre (6°A).

En Argentina hasta hace no muy poco tiempo atrás, la voz femenina se posicionó en el margen del canon literario. Una de las tantas mujeres que se destacó y sigue destacándose hoy en día, fue la poetisa y escritora Alfonsina Storni (Capriasca, Suiza, 1892 – Mar del Plata, Argentina, 1938). Es por eso que decidimos indagar sobre sus inicios como escritora, abordados por la ironía que destacan sus escritos junto con su ideología feminista poco habitual para su época, hasta llegar a analizar el contexto de la drástica decisión que tomó en torno a su muerte. 
Para comenzar, es importante recordar la situación política-social de aquel entonces (finales del siglo XVIII y principios del XIX). ¿Cómo era el rol de la mujer en ese tiempo? En ese momento, las mujeres eran tomadas como sujetos subalternos y sus literaturas eran consideradas como menores, ya que estas eran efectuadas como actividad dentro del ámbito doméstico y no eran tomadas como peligrosas para el género masculino.  
La mayoría de estos escritos eran destinados a un público infantil como dice Gabriela Mizraje:

La serie de los textos infantiles vuelve edificantes a quienes los firman, y en el caso de las autoras les allana el camino como mujeres públicas aplicadas a la literatura. El nombre familiar no corre riesgos. Los cuentos infantiles pertenecen al orden de las escrituras santas, hogareñas, recomendables (inofensivas). Una mujer que los escribe posee de este modo, una doble virtud: instinto de madre y vocación moderada de artista convergen en estas doctrinas domésticas que tranquilizan por igual a hombres y mujeres y, en el mejor de los casos duermen a niños. Los cuentos infantiles como género menor empequeñecen las posibilidades que una mujer, pluma en mano, puede desplegar.

Mizaraje, 1999

Muchos de los relatos producidos por algunas de las escritoras de la época eran elaborados con la finalidad de generar una determinada conciencia y exponer sobre todo la situación vivida de aquel entonces, en donde el mayor destinatario era el público femenino.
Alfonsina Storni nació el 22 de 1892 en Sala Capriasca, Suiza. Alfonsina vivió marcada por las estrecheces económicas, condicionada en la infancia por el alcoholismo de su padre y obligada a sobrevivir por sí misma desde pequeña. Alfonsina siempre reconoció ser una mujer con una mente varonil. A sus cuatro años Alfonsina junto a su familia regresaron a Argentina primero a San Juan, y en 1901, a Rosario. Debido a esto, Storni es etiquetada como “mujer del interior” y por consecuencia es marginada.
Su pasión tan grande por la escritura poco a poco la fue posicionando dentro del margen algunos círculos literarios, que más adelante la ayudarían a ser reconocida socialmente.
Tomada ya su decisión en lo que respecta a su vocación, se propone a publicar sus primeros escritos en las revistas “Mundo rosariano” y “Monos y monadas”, donde durante ese tiempo, lastimosamente sufre su primer desengaño amoroso con un hombre casado, el cual la había dejado embarazada, lo que la conlleva a escaparse a Buenos Aires, ciudad donde más tarde tendría a su hijo y en donde se pondría de manifiesto su disconformidad con la sociedad en cuanto a las grandes críticas recibidas como madre soltera, lo que le daría pie a escribir en cuanto ello. Cabe destacar que el hecho de que una mujer fuera madre soltera fuera del matrimonio, era muy mal visto para su época, ya que se necesitaba de una figura paterna masculina que llevara la familia adelante.
Así, Alfonsina, experimentada en el mundo laboral de las mujeres, decidió no quedarse callada, a pesar de las críticas que recibía y de su deplorable situación económica, siguió luchando por conseguir aquello que quería y le apasionaba. A lo largo de su carrera como escritora y periodista, manifestó todas aquellas injusticias que quizás muchas mujeres por temor no se animaron a contar. Es por eso que decimos que fue una de las precursoras de la lucha de todos aquellos derechos del género femenino. 

En cuanto a esta lucha, utilizó la escritura como un medio de expresión, donde una de sus características más destacadas era su ironía. Por ejemplo, en el poema “Hombre pequeñito” (Storni,1938) se encuentran diferentes frases como “suelta a tu canario que quiere volar” o “que jaula me das”, las que reflejan claramente una vez más el tipo de mujer que se encuentra privada de una libertad que solo el hombre le puede dar. Con apenas tres estrofas y una metáfora, Alfonsina logra exponer su disconformidad con referencia a lo que hoy en día podríamos denominar patriarcado
Otra aspecto para tener en cuenta en lo que ella es persistente en varios de sus escritos, es que se basa en la búsqueda de la asimilación del hombre y de lo que puede llegar a pasar por su mente, como destaca Mizraje: “Hay una Alfonsina que asume la forma de la mirada masculina; ella escribía amante y pesarosa, consciente pero sumisa, versos como éstos: ‘Yo seré a tu lado silencio, silencio, / Perfume, perfume, no sabré pensar, / No tendré palabras, no tendré deseos, / Solo sabré amar, y era esa la marca culminante de su ofrenda de mujer en 1919′” (Mizraje, 1999).  Esto nos permite ver lo que ella considera qué es y cómo debe ser una mujer, respecto al marco social y sobre todo la mirada del hombre. Lo que se puede resaltar es que ella por momentos no respondió a ese rol y su arma, como ya mencionamos anteriormente, la ironía, la ayudaba a realizar una mirada crítica sobre los estereotipos de género. 
Entre 1919 y 1922 Horacio Quiroga comenzó a mencionarla en sus respectivas cartas, y en una de ellas la recomendó para que su amigo José María Delgado, viajara a Buenos Aires a conocerla y conversar sobre su poesía. Alfonsina y Quiroga se comprendían bastante por lo que empezaron a asistir juntos al cine, a tertulias literarias y a escuchar música; ya que a los dos les fascinaba Wagner. Esta relación finalizó en 1927 cuando Horacio conoce a su segunda esposa. Cabe destacar que ella al tenerle tal aprecio como amigo que la comprendía le dedicó un poema cuando él se suicidó en 1937, el cual decía: “Morir como tú, Horacio, en tus cabales/ Y así como en tus cuentos, no está mal/ Un rayo a tiempo y se acabó la feria… / Allá dirán./ Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte /Que a las espaldas va. / Bebiste bien, que luego sonreías… / Allá dirán” (Storni,1937).

Aunque, pareciera que en ese entonces fuera a salir del margen para posicionarse en el canon literario, era todo lo opuesto, ya que ella no era tomada en serio por parte de los hombres que conformaban ese canon de la época.
En 1925,  publicó “Ocre”, que marcó un cambio decisivo en su poesía, fundamentalmente, de temática amorosa, y comenzó a ligarse a la temática feminista.
En lo que respecta a su muerte, queremos destacar que ésta cobró gran importancia desde un punto de vista poético, ya que ha llegado a los corazones de muchas personas e incluso llegó a que le escribieran canciones como “Alfonsina y el mar”, de Luna Ramírez, y la versión más conocida de Mercedes Sosa. Al morir, Alfonsina dejó el poema “Voy a dormir” (Storni,1938).
Se estipula que existen dos versiones sobre su suicidio, una de estas, con un lado poético, propone que ella “se internó lentamente en el mar”. La segunda y verdaderamente más apoyada por investigadores y biógrafos afirma que  se arrojó a las aguas desde una escollera. Pese a su muerte, con el tiempo siguió ganando distintos premios, lo que refleja que ella pasó a formar parte del canon luego de su muerte y se podría establecer que ésta no fue canónica debido a sus escritos, sino que a su gran poetizada y polémica muerte que nos llevan a pensar en los interrogatorios: ¿es en realidad el suicidio, un sinónimo de libertad? y ¿por qué es necesario “recurrir” a la muerte para comenzar a formar parte del canon? 
Por lo visto, es posible concluir que Alfonsina Storni fue y es considerada una de las grandes escritoras icónicas de la Argentina. Algo a tener en cuenta es que ella nunca fue tomada en serio por sus escritos y sus grandes aportes feministas sino que es recordada como “la escritora que decidió terminar con su vida poéticamente”.

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