Reseña de la película “Disparando a perros”: un film para investigar las consecuencias del imperialismo

Con el objetivo de ofrecer otro abordaje a los contenidos curriculares, el profesor Nicolás González propuso a los alumnos de 4° D de la asignatura “Historia” trabajar con el film “Disparando a perros”. Esta obra retrata el avance del imperialismo en África, que tuvo como consecuencia genocidios y guerras civiles. Para explorar los distintos interrogantes que suscita una perspectiva situada en la descolonización, al alumna Ateneas Esmeralda Uría escribió la reseña que compartimos a continuación.

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Ruanda, cuyo nombre oficial es República de Ruanda, es un país de África Oriental sin salida al mar. Limita con Uganda, Burundi, la República Democrática del Congo y Tanzania. Es un pequeño país ubicado en la región de los Grandes Lagos de África; conocido como las “nieblas de África”. La capital es Kigali y es la ciudad más poblada.
Ruanda tiene dos tribus: los tutsis que son el último pueblo que llegó a asentarse en Ruanda y Burundi, y los hutus. Más tarde, los tutsis emigraron y dominaron a los hutus, estableciendo diversos reinos dominados por ellos. Los tutsis eran pastores, lo que les permitió tener éxito políticamente.
Ambas tribus eran enemigas y cuando comienza la colonización de África, ésta se separa de forma que hutus y tutsis terminan en un mismo país, en este caso Ruanda. Debido a que estaban los ejércitos de la ONU asegurándose de que haya paz entre ambas tribus, estas no se agredieron. Pero cuando la ONU firmó un tratado de paz y los ejércitos se retiraron de África, los hutus empezaron a atacar a los tutsis. Previamente fueron asesinados el presidente, que murió al ser derribado su avión por un misil, y la Primer Ministro, de un tiro a la cabeza, junto a los diez soldados que la escoltaban que fueron torturados hasta morir.

“Disparando a perros” es una aproximación veraz a unos acontecimientos que conocieron indirectamente los productores de la película. Producida por la BBC y dirigida por Michael Caton-Jones, muestra los sucesos en la Escuela Técnica Oficial cercana a Kigali. Dentro estaba el sacerdote bosnio Vjeko Curic, que en la película aparece como el Padre Christopher. Allí también se encontraba uno de los cuarteles de los Cascos Azules de las Naciones Unidas, que protegían a la comunidad religiosa y a los alumnos de la Escuela. La película empieza cuando un grupo de tutsis, atenazados por el pánico al asesinato de su raza por parte de los hutu, pide refugiarse en la Escuela, convirtiéndose en un refugio para los tutsis, y siendo rodeados por cientos de hutus armados con sus machetes a la espera que los Cascos Azules se retiren. La película nos cuenta los cinco días de abril que van desde el asesinato del presidente de Ruanda hasta la retirada de los Cascos Azules de esa Escuela.
El título de “Disparando a perros” no es metafórico. Alude a una decisión del capitán Charles Delon de los Cascos Azules de disparar contra unos perros que hurgan entre cadáveres y que pueden transmitir enfermedades a la población.
El personaje del Padre Christopher es el que le da fe a los tutsi ante la matanza. Él promueve el catolicismo en forma de consuelo en esos cinco días para que el pueblo no entre tanto en pánico.
Joe (otro personaje), un joven voluntario de una ONG, es el que representa el punto de vista del espectador occidental. Por otro lado, el capitán belga Charles Delon de los Cascos Azules toma la posición de Naciones Unidas ante el conflicto, una posición que deja mucho que desear. Hay un cuarto personaje importante, la alumna tutsi Marie, que representa la esperanza de los ruandeses puesta en los europeos. Por último están los reporteros de la BBC, que muestran la perspectiva de los productores del film, y que son los que informan a los occidentales sobre el genocidio.
El origen del guión de David Wolstencroft está en las experiencias ruandesas de David Belton, productor del film, y que conoció bien al padre Vjeko Curic, que le salvó la vida protegiéndolo de los hutus. Él era un reportero de la BBC que en 1994 viajó a Ruanda a cubrir la guerra. El sacerdote le acompañó y le protegió, y gracias a él muchos supieron del genocidio. Cuando tiempo después, en Washington, Belton supo del asesinato del padre Curic, decidió escribir el argumento junto al documentalista Richard Alwyn y producir la película.

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