En el mes de septiembre de 2020, las alumnas Camila Langlemey, Agostina Rosa y Camila Eguez de 6° año Orientación Ciencias Sociales decidieron participar de un concurso filosófico-literario organizado por el Programa Pasantías y Prácticas del Defensor del Pueblo de la Provincia de Córdoba. La propuesta fue acercada por el Prof. Sebastián Ruarte, docente a cargo de la asignatura “Problemáticas éticas y políticas”. Uno de los temas, teorías decoloniales, despertó la curiosidad de las estudiantes y decidieron utilizar dichos recursos teóricos para participar en el concurso, cuyo tema era la pandemia. El profesor mostró gran disposición para acompañar a las alumnas durante el proceso, lo que resultó en el texto que presentamos a continuación. Vale destacar que este trabajo quedó entre los mejores 25 de 400 que participaron de la convocatoria, y que será publicado a la brevedad en una compilación.
La pandemia y la visibilización de los invisibles

En estos tiempos de pandemia, muchos sentimos que hemos perdido nuestra independencia… pero ¿somos acaso, una sociedad independiente? ¿O aquellas prácticas e ideas del colonialismo aún permanecen? Es común creer que este ha terminado, pero siguiendo las líneas de autores decoloniales como Anibal Quijano, podemos afirmar que aún persisten prácticas coloniales denominadas colonialidad del poder en nuestra sociedad. Estas prácticas son reproducidas día a día en todos los ámbitos, y en esta ocasión haremos énfasis en el impacto que produce en el contexto de pandemia actual.
Como es de público conocimiento, el Covid-19 y el aislamiento social cambió las vidas de las personas de una forma drástica e inesperada, sin embargo, ¿será que todos la vivenciamos de la misma manera? Generalmente, escuchamos discursos que universalizan la situación actual, tales como “todos estamos afectados por esta problemática”, “vamos a salir de esto todos juntos”, etc.
Ahora bien, ¿quiénes son esos todos? Boaventura de Sousa Santos nos permite afirmar que existe una línea abismal entre aquellos que se encuentran perjudicados actualmente por la pandemia y aquellos que siempre lo han estado por diversos motivos, tales como el racismo, la xenofobia, la exclusión social y la pobreza estructural, a lo que se les suma además, la situación actual. Entonces, aún sabiendo que el virus puede afectar a cualquier persona, esos todos son solo aquellos que globalizan las experiencias en la pandemia desde un cánon hegemónico; gente que, siguiendo a Ramón Grosfoguel, viven con privilegio racial -o en otras palabras- personas formadas dentro de la supremacía blanca, occidental, ilustrada, con más recursos económicos y cuyas voces son escuchadas y valoradas socialmente. Ellos son quienes han percibido un cambio rotundo en sus vidas y se encuentran más preocupados por esta enfermedad.
Por otro lado, aquellos que han vivido siempre dentro de la pobreza estructural del país y son víctimas de desigualdad, marginación y racismo, viven algo completamente distinto, siendo la pandemia “una cosa más” en su lista de problemáticas: poder comer, no pasar frío, ser estigmatizados y excluidos, en definitiva, ser deshumanizados. La tesis de Frantz Fanon en su libro “Los condenados de la tierra” nos explica que las personas que viven con privilegio racial están en la Zona del Ser, y por debajo de esta, viven los descartables e invisibles en la Zona del No Ser; zonas que no se corresponden a países o regiones geográficas, sino a grupos sociales. Así, seres y no seres conviven en un mismo espacio en donde para que exista un YO SOY siempre tendrá que haber un OTRO que NO ES.

Desde que comenzó la cuarentena, han sido publicadas muchísimas noticias sobre profesionales de la salud que fueron amenazados, heridos, e incluso echados de sus edificios. Aunque parezca ilógico, los mismos que atienden y curan enfermos por Covid-19 fueron atacados bajo el argumento de “expandir el virus y poner en riesgo la vida de todos”. Podemos relacionar estos lamentables hechos con los conceptos mencionados anteriormente; los profesionales de la salud han sido desplazados de aquella posición de “héroes’” que eran aplaudidos desde los balcones, a ser sujetos violentados y marginados de la Zona del Ser a la que pertenecían, pues son personas formadas académicamente y eso les otorga privilegio racial, pero ahora son concebidos como un otro que viene a infectar a todos. Así, los médicos/as y enfermeros/as han sido convertidos en No Seres invisibilizados como quienes lo han sido a lo largo de la historia, los excluídos, que paradójicamente en la situación actual son vistos y tomados en cuenta. Ante esto nos preguntamos, ¿por qué la pandemia vuelve visibles a los No Seres? Desde una perspectiva decolonial sostenemos que esta visibilización parte desde políticas que regulan la vida social en pos de evitar la expansión de la enfermedad hacia quienes pertenecen a la Zona del Ser, pues este virus traspasa las líneas divisorias sociales, a diferencia de enfermedades consideradas propias del contexto de pobreza y exclusión, tales como el dengue en Latinoamérica y el ébola en África, para las cuales no hay regulaciones ni controles con la magnitud que tiene el coronavirus. De hecho, para el Covid-19, sí hay un interés científico y social en diseñar una vacuna en tiempo récord, mientras que para las otras enfermedades, aunque se lleven millones de vidas, no. Podemos observar la diferencia entre Seres y No Seres representada también en la posibilidad de acceso a los productos necesarios para atravesar esta pandemia: mientras hay personas que no tienen ni agua potable para lavarse las manos, otros pueden elegir entre distintos diseños de barbijo, o el tipo de jabón que van a comprar.
Luego de hacer un profundo análisis de lo que hay detrás de este contexto de aislamiento social, revisaremos algunos de los discursos más escuchados y reproducidos en estos tiempos: “luego de la pandemia, va a quedar un nuevo mundo”, “vamos a ser una sociedad más empática”, “cuando pase esta situación, nos abrazaremos entre todos”. Sostenemos que el egoísmo extremo es lo que moviliza actualmente a la Zona del Ser que se ve amenazada y busca su propia salvación. Cuando esta situación termine y el coronavirus ya no sea lo primero en la lista de urgencias, ¿lo serán los niños que mueren de hambre día a día en nuestro país? ¿lo serán quienes no tienen acceso a recursos básicos como el agua? ¿lo serán las víctimas del racismo y la xenofobia? ¿Realmente seremos más empáticos y desaparecerán las desigualdades? No lo creemos así.
Para que esto ocurra y todo lo anterior no quede en la mera reflexión teórica es necesario tomar acciones: no deben existir seres invisibles, y por ello, deben revalorizarse todas las formas de pensamiento excluidas por el canon hegemónico históricamente, dejando atrás concepciones universalizantes. Se trata, como dice Enrique Dussel, de pensar analecticamente para la alteridad y la empatía. El punto es, volviendo a de Sousa Santos, DES-pensarnos para RE-pensarnos, trascendiendo este pensamiento abismal de división humana, construyendo un pluriverso en el que todos seamos seres: SI TODOS SOMOS, NADIE NO ES.