Mi cuerpo, mi casa: la importancia de cuidar la alimentación

Cada casa es diferente, el cuerpo también lo es. Tu cuerpo es tu casa, esa en la que conviven pensamientos, emociones y sentimientos con lo más íntimo de la biología.

El cuerpo va cambiando desde que nacemos y está bien que esto pase. Muchas veces, cegados por las modas o las influencias sociales en relación al cuerpo, quedamos expuestos a daños severos que no siempre pueden revertirse. Nuestro estilo de vida basado en el “deber ser y la competencia” nos obliga a estar atentos al otro u otra como “modelo”, olvidándonos muchas veces de nuestros verdaderos gustos y preferencias, confiando que así seremos aceptados por nuestros pares o adultos cercanos.

En este sentido, asociamos la delgadez o el cuerpo “marcado por el gimnasio” como el medio para alcanzar el éxito en relación a lo laboral, social y por qué no también la felicidad, enfocada ésta desde la frialdad del “tener”. Y así, desde jóvenes, caemos en el perverso sistema de las dietas de moda o las grandes restricciones de comidas dejando presa a nuestra biología, a quien no le queda más remedio que tomar medidas de ajuste para lograr su único cometido: la supervivencia. Vos crees que vas a estar más flaco, pero tu cuerpo genera más y más grasa.

Quizás esta última frase suena desalentadora, pero es mucho más simple de lo que te contaron, leíste o compartieron en alguna red social. Podes aprender a comer a cualquier edad. Tu alimentación debe ser variada y contener todos los grupos de alimentos. Esto asegura los nutrientes que se necesitan en cada etapa de la vida. Si sacás harinas o incrementás el consumo de proteínas, solo vas a conseguir un desequilibrio con grandes cambios en tu composición corporal o la sobrecarga de ciertos órganos internos, como por ejemplo nuestros filtros: los riñones. Cuando nuestra casa tiene daños estructurales, claramente la situación se complica.

Hidratarnos con agua es un punto a entrenar. Las gaseosas y aguas saborizadas con gente levitando en las publicidades nos dan la idea de frescura y liviandad. Claramente no te cuentan la cantidad de azúcar o sal que podés llegar a obtener si tuviéramos la posibilidad de jugar en un laboratorio con estas sustancias sintéticas. Te reto a tomar entre 6 y 8 vasos de agua por día y vas a notar en una semana todos los beneficios de consumir esta sustancia natural.

Las frutas y verduras parecen tener mala prensa cuando las comparamos con la practicidad de la comida ultra procesada que ponemos en el microondas y resuelven el almuerzo en 2 minutos. Sin embargo, estos alimentos contienen una farmacia completa para nuestro cuerpo a un costo súper accesible, comparado con cualquier comida chatarra.

Las carnes en general y los huevos son fuente de proteínas esenciales para nuestra masa muscular, entre otras estructuras corporales.

La actividad física en gimnasios o deportes debe realizarse para disfrutar, para relajarse, distraerse y generar endorfinas. Estas últimas son los famosos neurotransmisores de la felicidad y bienestar. Generemos entre todos ambientes donde esto sea posible.

Aprende a nutrirte de buenos alimentos, lo más naturales posibles.

Nutrite de buenos espacios de deporte y recreación, donde puedas divertirte.

Nutrite de buenos pensamientos, hablate a vos mism@ con respeto y palabras agradables.

Y lo último:

Si estas aburrid@: no comas, busca algo para entretenerte.

Si estas enojad@: no comas, busca la manera de exteriorizar tu enojo.

Si te sentís triste: no comas, no está mal sentirse triste de vez en cuando. Podes hablarlo.

Elegí comer cuando sientas hambre de verdad.

¡Atención con las pantallas! Te entretienen durante horas y te incitan a comer sin darte cuenta o a no comer durante largos periodos.

¡Cuida tu casa, cuida tu cuerpo!

image_pdfimage_print