“No es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él”: relato de Mailén Pazos para “El IES en tu memoria”

¿Cuánto acontece en tanto enseñanza y aprendizaje entre las paredes de una escuela? ¿A caso alguien podría hacer una lista lo más completa posible de todo lo que se aprende mientras transitamos nuestros años de escolaridad? Y, por supuesto, estamos hablando de todo lo que rodea y atraviesa las horas de clase, los recreos, las diferentes asignaturas, los profesores… En esta historia que nos comparte Mailén Pazos de 3° año B, y que también participó del concurso “El IES en tu memoria”, descubrimos la magia que encierran las pequeñas experiencias y la potencia educativa que pueden tener.

No es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él

Esta historia comienza semanas antes del día del estudiante, más precisamente en el año 2019, cuando Mara estaba en su primer año de secundaria. 

En el colegio IES, se estaba organizando un concurso por el día del estudiante en donde cada división y año, debía organizar una súper presentación de canto, baile, comedia o aquello que cada estudiante quisiera presentar. Habría jurados y premios espectaculares, y también una súper ilusión de ganarlo y deslumbrarlos. 

Pocos días quedaban para ensayar, y las discusiones por el espacio de baile en el colegio, comenzaron. Mara y su grupo lograron ubicarse en el escenario que se encuentra en el patio central para iniciar con las prácticas lo antes posible porque ella con su grupo querían ganar. Pero otro grupo llegó, el de una chica llamada Iru con sus amigas, quienes también querían ensayar. Ella era de segundo año, y eso implicaba tener más derecho y territorio. Al verlas, decidió correrlas de manera no muy amable. Se acercó y dijo:

– ¡Petiza, córrete que es nuestro turno en el escenario!

Las amigas de Mara, con un poco de miedo, decidieron correrse del escenario, ya que ellas eran de primero y era su deber cederles el ensayo a ellas, pero Mara llena de bronca, furia y enojo decidió sentarse en el medio del escenario así nadie ensayaría, y le respondió:

– ¡Esta petisa no se mueve de acá, así que ensayen tranquilas!

En ese instante, Iru, sin saber qué hacer, buscó a su preceptor y con grandes artes de teatro frente a la situación, exclamó:

– ¡Esta chica me maltrata! ¡Estábamos nosotras en el escenario!

Para ese momento, Mara estaba que explotaba de bronca y no pensaba moverse, pero por órdenes del preceptor tuvo que correrse del escenario. Ya no sentía enojo, algo dentro de ella estaba orgullosa por su valor, por enfrentar a alguien más grande dentro de la escuela y por pelear por una injusticia.

Varios días de ensayos pasaron, y todas esas emociones de pelea se transformaron en nervios, ansias y mucha felicidad. 

Cuando al fin llegó el gran día, ¡era hora de mostrar la tan preciada presentación! La gente, las luces, la música, todo estaba en orden. La presentación había dado inicio y los nervios también, eso hizo que el elenco se equivocara en la función y todos abandonaron el escenario, y Mara quedó sola bailando en él.

A pesar de la vergüenza, sin embargo, continúo con la función y fue un éxito. 

Ese día aprendió una gran lección:

“Nunca dejes que el miedo y la vergüenza sean tan grandes que te impidan seguir adelante”


Aclaración de la autora: los nombres mencionados en esta historia son ficticios

image_pdfimage_print