Promoción 2021: Palabras de despedida de la Orientación en Ciencias Naturales y de la Orientación en Ciencias Sociales

Autoras: Aldana Luna Robato e Irina Castillo

Este es un momento de sentimientos encontrados. Por un lado, la felicidad de terminar al fin el secundario, la esperanza de cumplir nuevos sueños, la nostalgia al recordar los buenos y los malos momentos vividos. Y es que, cómo no extrañar los picnics de la mañana, los debates que parecían batallas campales, los profes, los chistes rebuscados con temas de la escuela, la vez que pintamos las puertas de los baños, las obras de teatro, los disfraces, las fiestas del Día del Estudiante, los campeonatos de gin rummy o truco. No hay duda que, de todos los años, los mejores son los últimos días, cuando podemos jugar al Uno, al dígalo con mímica u otros juegos de mesa, o cuando algún profe o compañero trae su guitarra y empezamos a compartir de otra manera.

Asimismo, tantas veces dijimos que queríamos terminar el cole, que no veíamos la hora de cerrar esta etapa, sin embargo, ahora nos damos cuenta que no nos queremos despedir más. Quizás no fueron suficientes todos estos años y queremos repetirlos una y mil veces. Se hace difícil pensar que mañana no nos despertaremos a las 7 a.m para venir a la escuela, que ya no compartiremos nuestros días. Lo seguro es que llevaremos siempre en nuestros corazones todo lo que vivimos y aprendimos juntos, desde las charlas con los profes, hasta las peleas entre nosotros. Ojalá, este hermoso vínculo que formamos nunca se rompa y aunque pasen mil años, cada vez que nos veamos, sintamos todas esas emociones que hoy nos recorren el cuerpo. 

En esta ensalada de emociones también se mezcla el miedo y la incertidumbre por lo que vendrá. ¿Estudiaré?, ¿trabajaré?, ¿la carrera que elegí será lo mejor para mí?, ¿conseguiré trabajo?, ¿hasta cuándo viviré en la casa de mis padres? Son todas preguntas que muchos nos hacemos, y que otros tantos se hicieron o se harán en su momento. Por eso decidimos preguntarles a algunos adultos qué consejos nos darían o qué se dirían a sí mismos si hoy tuvieran 18 años. Nos decían lo siguiente: “La secundaria fue una etapa hermosa, llena de recuerdos, anécdotas y momentos que nos quedarán para el resto de nuestras vidas y a las que siempre querremos volver. Pero a partir de ahora su vida se carga de responsabilidades. Estudiar o trabajar o ambas, buscar pareja (o no), formar familia (o no), viajar por el mundo o plantar los pies sobre la tierra. Son todas decisiones que deberán empezar a tomar.  Así que ahora empieza su vida, ahora es -como dice Ortega y Gasset- yo y mis circunstancias. Un mundo de oportunidades se abre frente a ustedes, que puede atemorizar, pero es emocionante.

Como último consejo, no olviden ser felices mientras persiguen sus sueños. No hay que apurarse, el tiempo es mucho y por ser rápidos en lograr algo, dejamos pasar cosas que nos gustaría disfrutar.  Esta idea va en contra de la corriente, “… no hay que perder el tiempo”. A veces perder el tiempo en lograr el objetivo que tenemos significa “ganar tiempo en ser felices”, lo que no hagamos en un momento probablemente no lo hagamos más. Así que tranquilos, va a estar todo bien. No hay una sola forma de vivir la vida, no hay una lista de instrucciones para lograr el éxito, pero sí podemos decirles que, si son felices en lo que hacen sin dañar al resto, entonces se puede decir que ya ganaron”.

Hoy se termina un ciclo muy significativo, pero también empieza uno nuevo, a partir de este momento “saldremos al mundo”, pero no sin antes estar preparados. La escuela nos enseñó muchas cosas, desde contenidos de materias, como valores y reglas. Nos ayudó a convertirnos en lo que somos hoy, con las cosas buenas y las malas, pasamos tanto tiempo acá que, inevitablemente, la escuela nos marcó.

Por todo ello, queremos agradecer, en primer lugar, a nuestros padres, madres, tutores, que han hecho posible que nos eduquemos en esta institución. Agradecer a los docentes, por haber sido nuestros guías. Por todo lo que nos enseñaron, por los consejos, por las anécdotas y las historias de sus vidas; gracias por los momentos de alegría, e incluso por los de bronca o tristeza, que algo nos enseñaron también. Agradecer a nuestros preceptores por el acompañamiento durante todo este tiempo.

Finalmente, nos toca el momento de despedirnos, es tan difícil llegar a esta parte, pero es bueno saber que nos llevamos los mejores momentos y personas. Y que, aunque nos haya tocado un año difícil para ser promo, no nos quedamos con las ganas de vivir nada. A nuestro modo, disfrutamos Sexto año como realmente deseábamos. Y si bien, todo lo vivido pronto serán recuerdos, serán lo más lindo de nuestra memoria.

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