“Las aventuras de Juan”: un cuento maravilloso de Santiago Kern

Durante los meses de marzo y abril, los estudiantes de 2° año B, junto a su docente de Lengua y Literatura, Melina Navarro Frutos, trabajaron contenidos de Literatura (características de la Literatura, género narrativo; origen del cuento; características de los cuentos populares realistas y populares maravillosos) y contenidos de Lengua (la narración; secuencias narrativas, núcleos y catálisis; secuencias  no narrativas, descripciones, diálogos, argumentaciones; personas/personajes; tiempos; espacios y narradores). Como actividad integradora, en el marco del proyecto institucional de escritura, la docente les propuso la resolución de consignas que llevaran a la construcción de cuentos maravillosos breves como objetivo final.

De este modo, los estudiantes debían ordenar las acciones núcleo que la docente les propuso de forma desordenada, para lograr una secuencia narrativa coherente de acciones principales; luego, debían construir acciones secundarias o catálisis y elaborar secuencias no narrativas, es decir, descripciones de espacios y personaje principal, y diálogos entre personajes para expandir la historia y generar suspenso e interés en el lector. Finalmente, debían ordenar y cohesionar todos los elementos construidos para generar un cuento maravillosos breve.

En esta oportunidad, compartimos el trabajo el alumno Santiago Kern.

Las aventuras de Juan

Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, había un joven aventurero y valiente llamado Juan, que salió de su pueblo en busca de aventuras. Mientras iba caminando se encontró con un pájaro y le preguntó:

– ¿Tú sabes dónde puedo encontrar aventuras?

A lo que el pájaro le respondió:

– Sí, en el reino vecino hay un rey que ofrece a su hija en matrimonio a quien pueda pasar tres pruebas.

Juan se dirigió al reino, y después de una larga caminata llegó ante el rey, se presentó y le dijo: – Señor he venido desde el pueblo vecino por su desafío real.

El rey le respondió:  

– Dudo que puedas pasar las pruebas, pero igualmente te las diré. Primero tendrás que recuperar un anillo de un pozo, luego deberás mover una montaña de un pueblo a otro, y por último, vencer al dragón de siete cabezas.

Juan aceptó. Cuando se metió al pozo para recuperar el anillo, las paredes empezaron a derrumbarse, pero el joven logró salir. Luego, cuando tenía que mover una montaña de un pueblo a otro, tomó unas cuerdas mágicas y envolvió la montaña, que era alta, rocosa y empinada, pero cuando estaba por llegar al pueblo, una de las cuerdas se cortó, sin embargo, Juan pudo repararla atándola junto con la otra cuerda y así consiguió llevar la montaña al otro pueblo.

Para este punto, el joven aventurero ya estaba bastante cansado y quería que el desafío terminara, pero todavía le faltaba la última prueba. Juan tomó fuerzas y se enfrentó al dragón que tenía siete cabezas. A mitad de la pelea, él sólo pensaba en cuánto tiempo iba a dormir después de que terminara el desafío, y al distraerse, el dragón quemó su espada. Juan se asustó, no obstante, recordó que le había sobrado una baya “criogenizante” en su mochila de aquella vez que se fue de campamento y tuvo que apagar un incendio. Entonces, cuando el dragón abrió la boca para escupir fuego, Juan le arrojó una baya y provocó que el dragón ya no pudiera escupir fuego por al menos seis horas. Éste, al ver que no podía defenderse, huyó hacia el bosque y nunca más se lo volvió a ver.

Juan se presentó triunfante ante el rey y éste cumplió con su promesa y le ofreció la mano de su hija en matrimonio. Los jóvenes se casaron, fueron felices y comieron perdices. Y Juan terminó tan cansado que no fue de aventuras por un buen tiempo.

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